Maya: moda reciclada que cuenta una historia
En Ecuador, cada habitante de las zonas urbanas del país produce en promedio 0,9 kg de residuos sólidos por día. Entre los materiales que más se reciclan están el vidrio, cartón, papel y plástico, de los cuales solo el 6% son reciclables, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC, 2021). Estos desperdicios por lo general son generados por las grandes industrias presentes en Ecuador, entre estas, se destacan las industrias de alimentos y bebidas, producción petrolera, textiles, entre otras.
La industria textil es uno de los sectores más importantes del país y es el segundo mayor generador de empleo, con casi 158 mil empleos a nivel nacional y el 7 % del PIB. En esta industria se usan métodos de producción que utilizan una amplia gama de productos químicos que no se impregnan completamente en el tejido y se liberan en el agua y otros contaminantes.
En miras a una regulación para disminuir el impacto de la industria textil, el 2 de julio del 2021, se expide el Decreto N° 844 en el reglamento a La Ley Orgánica de Economía Circular Inclusiva, el cual tiene el objeto definir las atribuciones y responsabilidades de los distintos actores sociales; así como establecer criterios y mecanismos orientados a implementar los principios de ecodiseño, producción y consumo sostenibles, disminuir la generación de residuos, fomentar la gestión integral e inclusiva de residuos y financiamiento.
La hoja de ruta está marcada para darle un giro a la industria que ahora se rige por un reglamento que significa mayores oportunidades para los actores más visibles y aquellos que están trabajando hace varios años en la circularidad desde sus espacios, comunidades, experiencias y conocimientos empíricos.
Es así como encontramos en el parque Cumandá el laboratorio de la artesana Maya Hernández, nacida en la provincia de Cañar en el seno de una familia donde el tejido fue la fuente de ingreso y la naturaleza su parque de diversiones.
Siempre estuvo inspirada por la naturaleza y la riqueza de la cultura zig zig que son la marca personal que le coloca a cada pieza que crea en su taller, mismo que ha levantado desde 2014 con la premisa de construir una economía en la que su sueño se convierte en el ingreso para otras familias dentro y fuera de la capital.
Al encontrar valor en lo que el resto ve como ´´basura´´, le ha llevado a ser parte de grandes proyectos como Segundo Vuelo, una iniciativa donde LATAM Airlines le entregó capital semilla para convertir los uniformes, cuerdas y asientos de avión en prendas únicas.
En su cadena de valor, el capital humano juega un papel primordial ya que su taller es el espacio donde los mineros (personas en situación de calle), recicladores de base, amas de casa y más de 200 estudiantes del Instituto Yavirac han tejido historias.
Conoce el trabajo detrás de la moda del reciclaje.
