A pesar de las tecnologías más eficientes, el uso del aire acondicionado sigue siendo esencial en climas cálidos, pero este funcionamiento genera calor y emite gases de efecto invernadero, intensificando el calentamiento global. Con temperaturas globales en aumento, varios países como México enfrentan veranos cada vez más intensos.
Por ellos, investigadores han desarrollado un material asequible que puede enfriar edificios de hasta 30 grados sin necesidad de consumir energía. Este descubrimiento, que promete transformar la manera en que se enfrentan las altas temperaturas, se basa en la aplicación de revestimientos con propiedades de refrigeración pasiva en paredes y ventanas.
La Universidad de Princeton y la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) han demostrado que los métodos actuales de refrigeración no son sostenibles a gran escala. Inspirados en métodos naturales, como la pintura aislante, han desarrollado un método pasivo que regula la temperatura de los edificios en verano y en invierno utilizando materiales baratos y accesibles.
Publicado en la revista Cell Reports Physical Science, el estudio resalta el uso de revestimientos específicos de infrarrojo de onda larga (LWIR) para ventanas y muros exteriores, logrando un ahorro energético significativo y un mayor confort térmico.
Ciudades históricas como Santorini en Grecia y Jodhpur en India han utilizado técnicas de refrigeración pasiva durante siglos. En estas ciudades, el uso de materiales de construcción específicos y pintura blanca refleja la luz solar, proporcionando un enfriamiento eficaz. El equipo de investigación ha aplicado principios similares para analizar cómo diferentes materiales y revestimientos disponibles en el mercado pueden reflejar ciertas longitudes de onda del calor.
El material desarrollado por los investigadores permite reflejar el calor radiante en verano y retenerlo en invierno, utilizando propiedades ópticas que manipulan la radiación. Elementos como el fluoruro de polivinilo, el polipropileno metalizado, resinas de pintura y cerámica se han identificado como prometedores. Estos materiales, aunque comunes, tienen una alta capacidad para irradiar o absorber calor en la ventana atmosférica, lo que los hace ideales para termorregular edificios.
El uso combinado de estos materiales en paredes y ventanas puede tener un impacto significativo en el ahorro energético de las ciudades, reduciendo los costos asociados con el aire acondicionado y disminuyendo las emisiones de gases de efecto invernadero. La implementación a gran escala de estos revestimientos podría superar incluso los 30 °C de temperatura, igualando los beneficios de pintar de blanco los tejados oscuros.
El equipo de investigación planea continuar explorando soluciones que ofrezcan un confort térmico óptimo en todas las estaciones del año. Como concluye el investigador Jyotirmoy Mandal, «El mecanismo que proponemos es completamente pasivo, lo que lo convierte en una forma sostenible de enfriar y calentar los edificios con las estaciones, produciendo un ahorro energético aun sin explotar.»