Un reciente estudio de la Fundación SM ha revelado que los jóvenes desconfían de los políticos cuando se trata de enfrentar la crisis climática. Según el informe, titulado Jóvenes y medioambiente, el 73% de los jóvenes de entre 15 y 29 años en España creen que los líderes políticos no serán decisivos para abordar el cambio climático. En contraste, un 57% confía en que la ciencia y la tecnología serán las claves para mantener la Tierra habitable.
El estudio, que entrevistó a 1.500 jóvenes, muestra que aunque un tercio se considera «muy comprometido» con el medio ambiente, la mayoría percibe una falta de compromiso similar en el resto de la sociedad. Más del 70% de los encuestados creen que la sociedad no será capaz de abandonar su estilo de vida consumista, lo que consideran una de las principales causas del cambio climático.
Las emociones que experimentan los jóvenes frente al cambio climático son diversas, pero destacan la impotencia (45%), el miedo (42%) y la tristeza (36%). Estas respuestas reflejan una sensación generalizada de preocupación y pesimismo entre las nuevas generaciones, que ven el futuro del planeta en riesgo.
Pese al escepticismo hacia la política, los jóvenes encuestados sí encuentran esperanza en la educación. El 82% considera que incluir temas medioambientales en los centros educativos es esencial para combatir la crisis climática. La educación es vista como un medio para concienciar y empoderar a las futuras generaciones, proporcionando herramientas y conocimientos para actuar frente al problema.
Este informe se enmarca en el trabajo del Observatorio de la Juventud en Iberoamérica, un programa de la Fundación SM dedicado a la investigación sobre juventud, educación y cultura durante más de 30 años. A través de sus estudios, buscan entender las preocupaciones, intereses y expectativas de las nuevas generaciones, ofreciendo así una visión integral sobre su relación con el medio ambiente.
El estudio de la Fundación SM destaca la desconfianza de los jóvenes en la política y su esperanza en la ciencia y la educación como pilares fundamentales para enfrentar el cambio climático. Las emociones de impotencia y tristeza resaltan la necesidad urgente de cambios estructurales, mientras que la educación emerge como una herramienta clave para transformar la conciencia ambiental y fomentar acciones concretas para un futuro más sostenible.