Ante los prolongados cortes de energía eléctrica que afectan al país, el uso de generadores eléctricos se ha vuelto una solución popular, tanto en hogares como en comercios. Sin embargo, especialistas advierten que estos dispositivos pueden tener serias consecuencias para la salud y el medioambiente.
Según Cosme Zaruma Torres, especialista en otorrinolaringología, el ruido producido por los generadores, que supera los 90 decibeles, representa un peligro significativo. “La intensidad del ruido puede provocar pérdida auditiva, aumento del estrés, presión arterial elevada y hasta problemas gastrointestinales”, explica. Este nivel de ruido, equivalente al de una cortadora de césped, se está volviendo común en muchas áreas comerciales y residenciales, afectando tanto a quienes operan los generadores como a las personas que viven o trabajan cerca de ellos.
Además del problema del ruido, el uso de generadores plantea un riesgo para la calidad del aire. Funcionando con combustibles fósiles como diésel o gasolina, estos equipos emiten gases contaminantes, incluidos dióxido de carbono (CO2), óxidos de nitrógeno (NOx) y monóxido de carbono (CO), que no solo contribuyen al cambio climático, sino que también afectan directamente la salud respiratoria de la población. Los vapores liberados pueden causar irritación en los ojos y vías respiratorias, y están relacionados con afecciones como rinitis, sinusitis y bronquitis.
Un estudio reciente de la Universidad de las Américas (UDLA) y la Secretaría de Ambiente de Quito confirmó que el uso prolongado de generadores está deteriorando la calidad del aire en la capital. Las investigaciones muestran que la concentración de dióxido de azufre ha aumentado hasta un 180% en algunos barrios, mientras que también se han registrado incrementos del 43% en monóxido de carbono y del 38% en dióxido de nitrógeno. Estos contaminantes, junto con el hollín y metales pesados, son perjudiciales para la salud humana y el ecosistema.
La crisis energética, provocada por la sequía más severa en seis décadas y la falta de inversión en el sector eléctrico, ha dejado a los ecuatorianos lidiando con cortes de hasta 12 horas diarias. Si bien el presidente Daniel Noboa ha prometido reducir gradualmente las interrupciones del suministro para el sector residencial, los analistas advierten que la medida carece de una base técnica sólida, ya que no se espera que lleguen lluvias en el corto plazo.
Mientras el país busca soluciones a largo plazo para estabilizar el suministro de electricidad, los expertos instan a la ciudadanía a moderar el uso de generadores y considerar alternativas más sostenibles. “La crisis económica nos ha llevado a depender de estos aparatos, pero debemos ser conscientes de los daños que causan tanto a la salud como al medioambiente”, concluye Zaruma. Sin una planificación energética adecuada y una transición hacia fuentes renovables, el uso excesivo de generadores podría representar un costo aún mayor para el país, tanto en términos económicos como en salud pública.