En el marco de la reunión sobre Prevención y Anticipación a las Hambrunas realizada en Roma, organizada por la Red Global contra Crisis Alimentarias junto al Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la FAO, Acción contra el Hambre expuso la necesidad urgente de invertir en acciones preventivas y en la aplicación de la resolución 2417, que prohíbe el uso del hambre como arma de guerra.
Desde la implementación de la resolución 2417 por el Consejo de Seguridad de la ONU, se ha avanzado en la definición de la inseguridad alimentaria como un desafío de paz y seguridad, aunque persisten desafíos significativos. En la actualidad, el 50% de las personas con inseguridad alimentaria severa viven en zonas de conflicto, lo que destaca la necesidad de más intervenciones en estas áreas. Sin embargo, las restricciones que enfrentan los trabajadores humanitarios para acceder a estas zonas sin repercusiones generan una barrera a la asistencia.
Manuel Sánchez-Montero, director de Incidencia y Relaciones Internacionales de Acción contra el Hambre, propuso medidas que buscan anticipar y mitigar crisis alimentarias antes de que escalen. Entre ellas:
- Acción política temprana y decisiva: Se necesita una intervención oportuna en conflictos que utilicen el hambre como táctica. La ONU, los organismos regionales y los Estados miembros disponen de canales de influencia a través de la diplomacia y cooperación internacional, y deben ser utilizados con mayor regularidad.
- Financiación y respuesta anticipada: Aprovechar los mecanismos de alerta temprana para identificar factores de riesgo alimentario, como el cambio climático, la economía y los conflictos. Actuar antes de que la crisis se intensifique reduce la escalada de hambre y sus efectos.
- Difusión y aplicación de la resolución 2417: Aumentar el conocimiento en el terreno para prohibir el uso del hambre como arma y evitar que su aplicación sea limitada solo a debates internacionales.
Acción contra el Hambre subrayó la importancia de una inversión constante y adecuada en la prevención del hambre aguda, y en fortalecer el trabajo de la sociedad civil en estos foros para gestionar crisis de manera más eficiente. Es vital que los Estados comprendan tanto el beneficio ético como el estratégico de esta inversión para salvar vidas, fomentar la paz y resolver conflictos al menor costo social y económico.