En 2023, la pobreza en América Latina descendió al 27,3%, la tasa más baja registrada desde 1990, según el informe «Panorama Social de América Latina y el Caribe 2024» de la CEPAL. Esto representa una disminución de 1,5 puntos porcentuales respecto al año anterior y una reducción del 5% respecto a los niveles de 2020, impulsada principalmente por mejoras en Brasil, donde las transferencias no contributivas ayudaron a disminuir los índices de pobreza.
Sin embargo, aún 172 millones de personas viven en pobreza, y de ellos, 66 millones enfrentan condiciones de pobreza extrema, la cual afecta al 10,6% de la población regional, manteniéndose por encima de los niveles de 2014.
A pesar de las mejoras, la desigualdad de ingresos y las condiciones precarias continúan, afectando más a mujeres y a menores de edad. Además, uno de cada cuatro hogares carece de acceso a protección social, cifra que sube a un tercio en hogares de ingresos más bajos y en zonas rurales. Esto resalta la necesidad de sistemas de protección social universales y sostenibles, especialmente para poblaciones vulnerables como las personas mayores y mujeres, quienes frecuentemente se ven fuera del mercado laboral y dedicadas al trabajo no remunerado.
Para reducir la pobreza y la desigualdad, la CEPAL recomienda que los países destinen entre el 1,5% y 2,5% del PIB a la protección social no contributiva. Actualmente, el promedio de inversión es del 0,8% del PIB, indicando una gran brecha en el esfuerzo necesario para abordar estos desafíos estructurales. La CEPAL subraya que, además de fortalecer la protección social, es crucial implementar políticas que reduzcan las barreras de género en el ámbito laboral y mejoren las condiciones de inclusión social para cerrar las brechas en el desarrollo regional.