La ciudad de París, liderada por su alcaldesa Anne Hidalgo, ha lanzado una innovadora propuesta: otorgar al río Sena personalidad jurídica para protegerlo de la contaminación y preservar su biodiversidad. Este singular plan busca establecer un marco legal que permita actuar en defensa del Sena frente a proyectos industriales o intervenciones humanas que puedan dañar su ecosistema.
En un evento realizado en un teatro parisino, Hidalgo, junto con los alcaldes de Rouen y Source-Seine, participó en un juicio ficticio donde se debatieron las implicaciones de otorgar derechos legales al río. Durante el simulacro, científicos, activistas y juristas presentaron argumentos sólidos para justificar la medida, destacando el precario estado del Sena: solo el 32% de los arroyos en su cuenca están en buen estado, según la hidróloga Charlène Descollongues.
La alcaldesa recordó la gran crecida del Sena en 2016, que evidenció los riesgos de la “domesticación excesiva” del río y subrayó cómo otorgarle derechos podría prevenir desastres ecológicos y protegerlo de iniciativas perjudiciales.
La propuesta se enmarca en una tendencia mundial que reconoce los derechos legales de la naturaleza. Países como Ecuador y Bolivia han integrado este principio en sus legislaciones. En Ecuador, la Constitución de 2008 otorga a la naturaleza un estatus jurídico y permite a los ciudadanos defender sus derechos. Por su parte, Costa Rica tomó medidas similares cuando el exalcalde de Curridabat otorgó ciudadanía simbólica a polinizadores como abejas y colibrís, impulsando políticas públicas para protegerlos.
Marine Calmet, jurista y presidenta de la ONG Wild Legal, aboga por que iniciativas como esta promuevan una relación más armoniosa entre humanos y ecosistemas.
A partir de febrero de 2025, una asamblea ciudadana, formada por habitantes de la cuenca del Sena seleccionados al azar, redactará un anteproyecto de ley para otorgar derechos al río. Este documento será presentado al Parlamento francés, buscando formalizar la propuesta.
Con esta iniciativa, París aspira a ser pionera en Europa al otorgar derechos legales a un río, en línea con un movimiento global que busca redefinir la relación entre la humanidad y la naturaleza. Al proteger al Sena como un sujeto de derechos, la ciudad no solo salvaguardará su patrimonio natural, sino que también sentará un precedente para otras regiones del mundo.