Tras el anuncio presidencial a puertas del feriado por el día del trabajo sobre el no uso de mascarillas en espacios abiertos y cerrados, existieron algunas posturas polarizadas. «Que no vaya a suceder lo mismo de antes por este tipo de medidas que resultan ser extremas, porque la pandemia no ha terminado, es demasiado acelerado. La Organización Mundial de la Salud recomienda niveles mayores al 92% de vacunación. De lo que se ha mencionado, Ecuador está en un 84% y no con tercera dosis e, incluso, hay zonas del país que ni siquiera tienen la primera dosis, corremos el riesgo de no alcanzar la inmunidad de rebaño», asegura Carlos Cárdenas Cueva, presidente del Colegio de Médicos de Pichincha.
Según el COE Nacional durante los días de asueto se movilizaron cerca de 1.091.231 ciudadanos desde diferentes puntos del país. Hasta el momento, se han confirmado 1.000 contagios, 290 atenciones hospitalarias y una muerte por Covid-19. «Ecuador tiene los mejores indicadores sanitarios de la región, por lo tanto, no podemos continuar con mascarilla, la gente debe adaptarse poco a poco a la nueva normalidad tan anhelada por todos. Si es que las tendencias en estas curvas sufren alguna variación, inmediatamente tomaremos medidas, esto solo se produciría por el ingreso de una nueva variante», menciona Juan Zapata, presidente del COE Nacional en una entrevista de un programa digital.
El hecho de retirar la obligatoriedad sobre el uso de mascarillas también repercute psicológicamente en la ciudadanía, tal es el caso del síndrome de la cara vacía. «Está formado por síntomas relacionados con la ansiedad y angustia, como resultado de la eliminación de esta medida por miedo a contagiarse de Covid-19; la presentación de rostros libres de mascarilla, este en particular en adolescentes que están preocupados por su aspecto físico. El uso de cubrebocas genera aislamientos e inseguridades y al no usarla, permiten salir a los individuos de su zona de confort» asegura el psicólogo Sebastián Pillajo.
Para enfrentar este síndrome que es muy común, hoy en día, se recomienda realizar pequeñas actividades diarias que permitan enfrentar la situación hasta solicitar ayuda de un profesional por si fuera necesario, lo afirma la psicóloga Cristina Barragán.
1.-Asume que se trata de un trastorno de ansiedad y lleva la exposición de manera gradual.
2.-Recurre a la mascarilla cuando te sientas desprotegido: tan verdad es que ya no es obligatorio ponerse las mascarillas como que tampoco lo es ir sin ellas en espacios de tránsito masivo.
3.-Rompe con la asociación de ideas mascarilla-seguridad: esta idea se forjó al comienzo de la pandemia de la COVID-19 pero actualmente carece de sentido.
4.-La confianza en las vacunas, el sistema de salud público, el respeto por la distancia social e interpersonal debe ser suficiente para prescindir poco a poco del cubrebocas.
5.- Sal a la calle y pasea sin mascarilla por lugares poco frecuentados: Afrontar situaciones sencillas, no es necesario exponerte desde el principio en grandes aglomeraciones.
6.- Pide ayuda: si el síndrome de la cara vacía o el miedo a quitarse la mascarilla afecta a tus rutinas diarias y consideras que te está sobrepasando, recurrir a la ayuda psicológica te ayudará a potenciar los mejores recursos y aprender herramientas nuevas para afrontar cambios como dejar de ponerte la mascarilla. Trabaja las habilidades sociales y la resiliencia para sentirte mucho más seguro ante esta nueva situación.