En la región donde el río Churchill se encuentra con la vasta Bahía de Hudson, en Canadá, los osos polares enfrentan una alarmante disminución debido al cambio climático. Geoff York, biólogo y director de investigación en Polar Bears International, ha observado una drástica reducción en la población de osos en el oeste de esta bahía. Actualmente, se estima que quedan unos 600 osos polares, casi la mitad de lo que había hace 40 años. Esta población está entre las más afectadas de las 20 existentes a nivel mundial.
El calentamiento global ha provocado la pérdida de hielo marino en la región, afectando todo el ecosistema ártico. Las aguas más cálidas derriten el hielo más temprano y lo mantienen alejado por más tiempo, lo que modifica la cadena alimentaria desde sus bases. Las algas cambian, lo que afecta al plancton, que a su vez altera la dieta de peces, ballenas beluga y, finalmente, de los osos polares. York señala que el ecosistema ártico se está transformando en un océano abierto más similar al sur.
La supervivencia de los osos polares depende de la grasa, ya que estos animales viven de sus reservas durante los largos períodos sin comida. Sin embargo, las plataformas de hielo que utilizan para cazar focas, su principal fuente de grasa, desaparecen cada vez más temprano, prolongando los meses de ayuno. Los estudios muestran que los osos en la Bahía de Hudson pasan hasta un mes más en tierra que las generaciones anteriores, lo que implica 30 días adicionales sin acceso a alimentos.
Este prolongado ayuno impacta gravemente la salud de los osos. Recientes investigaciones descubrieron que 19 de cada 20 osos perdieron el 7% de su peso corporal en solo tres semanas. A medida que el calentamiento global avanza, las condiciones empeoran. Si la temperatura global sube otros 1,3 o 1,4 grados Celsius, los osos polares podrían llegar a un punto sin retorno, donde la población de la Bahía de Hudson podría extinguirse antes de fin de siglo.
La desaparición del hielo marino no solo afecta a los osos polares, sino también a toda la fauna ártica. El zooplancton, que es fundamental para la alimentación de las ballenas de Groenlandia, está siendo reemplazado por especies menos ricas en lípidos, debilitando aún más la base de la cadena alimentaria. Lo que ocurre en la Bahía de Hudson es un indicio de lo que eventualmente podría impactar más al norte, poniendo en riesgo el futuro de todo el ecosistema ártico.
La situación en esta puerta al Ártico es un recordatorio urgente de los efectos devastadores del cambio climático, que no solo amenaza la vida de los majestuosos osos polares, sino que también altera el equilibrio de la vida en el océano Ártico.