La situación energética en Ecuador se ha visto agravada por una crisis climática sin precedentes, lo que ha llevado al gobierno a tomar medidas drásticas en relación con el suministro eléctrico. La ministra encargada de Energía, Inés Manzano, anunció que los cortes de luz, que anteriormente eran de ocho horas diarias, aumentarán a 14 horas a partir del viernes 25 de octubre de 2024. Esta decisión, según Manzano, responde a la grave sequía que afecta al país, la peor en seis décadas, que ha reducido significativamente los niveles de agua en los embalses clave para la generación de energía eléctrica.
El embalse de Mazar, que abastece al complejo hidroeléctrico Paute-Molino-Sopladora en Azuay, ha registrado niveles críticos. Hasta la noche del 24 de octubre, la cota era de 2.111,61 metros sobre el nivel del mar, por debajo del mínimo seguro de 2.115 metros necesario para operar con normalidad. De continuar esta tendencia, se corre el riesgo de desactivar una de las turbinas, afectando aún más la capacidad de generación.
La medida de extender los apagones a 14 horas fue adoptada luego de una reunión del Comité Asesor Permanente en Materia de Energía Eléctrica, donde participaron expertos y representantes del sector eléctrico. Previamente, el presidente Daniel Noboa había delegado a la ministra la responsabilidad de tomar decisiones urgentes para enfrentar la situación. Esto marca un giro respecto a las proyecciones anteriores, donde se esperaba que los cortes se redujeran progresivamente hasta cuatro horas diarias en noviembre, basándose en estimaciones meteorológicas de lluvias que no se han materializado.
Manzano explicó que la escasez de lluvias y las altas temperaturas han afectado severamente el caudal de ríos esenciales para las hidroeléctricas, lo que ha obligado al gobierno a reconsiderar su estrategia. En sus declaraciones, la ministra reconoció el impacto negativo que esta medida tendrá en la vida diaria y profesional de los ciudadanos, pero defendió la decisión como necesaria y responsable ante la crisis climática y la escasez de recursos hídricos.
Los colegios de ingenieros eléctricos ya habían advertido que las condiciones actuales de sequía hacían inviable la reducción de apagones programada para el 21 de octubre. Sin embargo, la urgencia del descenso acelerado en el embalse de Mazar ha adelantado la necesidad de implementar medidas más drásticas. El Operador Nacional Eléctrico (Cenace) ya había emitido advertencias desde inicios de octubre sobre la situación crítica del embalse, señalando que si el nivel descendía por debajo de los 2.110 metros, la operación de las turbinas sería insostenible.
La crisis eléctrica que enfrenta Ecuador refleja un problema más amplio que afecta a gran parte de Sudamérica, donde varias regiones han sufrido sequías extremas y han tenido que adoptar medidas de racionamiento eléctrico. La sequía prolongada, que ha reducido drásticamente los niveles de agua en ríos y embalses, destaca la necesidad de buscar soluciones a largo plazo para diversificar la matriz energética y fortalecer la resiliencia frente a las variaciones climáticas.
