Ecuador anunció una innovadora conversión de deuda con un enfoque dual: refinanciar sus compromisos financieros y conservar los ecosistemas terrestres y de agua dulce de la Amazonía. El proyecto, denominado Programa Biocorredor Amazónico (BCA), representa una estrategia pionera para fortalecer la sostenibilidad ambiental mientras se mejora la estabilidad fiscal del país.
El gobierno refinanciará USD 1.530 millones en bonos globales, sustituyéndolos por un crédito de USD 1.000 millones. Este mecanismo, respaldado por organizaciones internacionales como The Nature Conservancy (TNC) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), reducirá el servicio de deuda en USD 800 millones hasta 2035.
El presidente Daniel Noboa destacó el impacto de esta acción: “Esto es lo justo con el ambiente, con el planeta y con las futuras generaciones; teníamos que hacer que esto funcione”.
El BCA generará un promedio de USD 19 millones anuales durante 17 años para proyectos de conservación, asegurando la gestión de 4,6 millones de hectáreas de áreas protegidas y protegiendo 1,8 millones de hectáreas adicionales, junto con 18.000 kilómetros de ríos.
La Amazonía ecuatoriana alberga más del 10% de las especies de flora y fauna conocidas y desempeña un papel vital en la regulación climática global. Este programa busca:
- Fortalecer la resiliencia climática.
- Proteger la biodiversidad en sitios icónicos como el Yasuní, designado Reserva de la Biósfera por la UNESCO.
- Fomentar la participación de las comunidades indígenas en la conservación.
El ministro de Economía, Juan Carlos Vega, afirmó: “Este mecanismo no solo mejora nuestra estabilidad fiscal, sino que posiciona a Ecuador como pionero en desarrollo sostenible”.
Este esfuerzo sigue el modelo implementado en las Islas Galápagos, donde un canje de deuda permitió proteger áreas marinas clave. En ese caso, se generaron USD 450 millones para la conservación del archipiélago, consolidando a Ecuador como un referente en finanzas sostenibles.
Con el Fondo Biocorredor Amazónico y el trabajo conjunto entre comunidades locales y aliados internacionales, Ecuador refuerza su compromiso con la biodiversidad. Este proyecto no solo responde a desafíos ambientales inmediatos, sino que también establece un precedente para soluciones financieras innovadoras frente al cambio climático.
