Un estudio de la UNESCO revela que el 62% de los creadores de contenido digital no verifica sistemáticamente la información antes de compartirla con sus seguidores, destacando un problema crítico en el ecosistema informativo de las redes sociales. Los influencers, especialmente los llamados nano-influencers con entre 1.000 y 10.000 seguidores, representan el 68% del sector. Sus principales motivaciones incluyen compartir conocimiento, generar ingresos, entretener y expresar opiniones o emociones.
La falta de verificación rigurosa es evidente, ya que la mayoría mide la credibilidad de los mensajes por el número de ‘me gusta’, reproducciones o confianza en la fuente. Pocos se basan en documentación sólida para respaldar la información que difunden.
Además, enfrentan desafíos éticos relacionados con derechos de autor, contenido patrocinado y sensacionalismo. Un 32% reportó ser víctima de discursos de odio, lo que resalta la necesidad de apoyo y formación en este sector. Sin embargo, el 59% desconoce las regulaciones sobre derecho a la información y libertad de expresión, reflejando un vacío en competencias digitales y mediáticas.
La UNESCO lanzó el primer curso mundial de alfabetización mediática para creadores de contenido, en colaboración con el Knight Center, con más de 9.000 inscritos en sus primeras semanas. Este programa busca fortalecer la ética profesional y combatir la desinformación, promoviendo un entorno digital más responsable y comprometido.
Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO, subrayó que los influencers son actores clave en el ecosistema informativo, pero enfrentan grandes retos en un entorno lleno de desinformación y discursos de odio.
