Las islas de Maldivas, conocidas por sus aguas turquesas y paisajes paradisíacos, enfrentan una amenaza creciente debido al aumento del nivel del mar, consecuencia directa del cambio climático. Frente a esta crisis, científicos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y la organización local Invena han unido fuerzas para desarrollar una solución innovadora que busca aprovechar la fuerza del océano para reconstruir playas y hacer crecer islas.
Las Maldivas, un país compuesto por 1.192 islas en el océano Índico, se encuentran en una situación crítica. El 75% de su territorio está a solo un metro sobre el nivel del mar, lo que convierte a este archipiélago en uno de los más vulnerables a los efectos del cambio climático. Incluso un leve aumento en el nivel del mar representa una amenaza significativa para la población y su economía, que depende en gran parte del turismo y la pesca.
El cambio climático no solo eleva las aguas, sino que también intensifica tormentas y afecta las corrientes oceánicas, lo que impacta tanto en la infraestructura turística como en la pesca. Estos efectos generan un ciclo de problemas económicos y sociales para las comunidades locales.
Para abordar esta situación, el MIT, a través de su Laboratorio de Autoensamblaje, y Invena están trabajando en una solución natural que aprovecha las fuerzas del océano para acumular arena en lugares estratégicos. Esta técnica podría no solo proteger las islas existentes, sino también permitir la creación de nuevas.
El proyecto, iniciado en 2017, ha pasado por varias fases experimentales. Primero, los científicos realizaron pruebas en un laboratorio de olas en el MIT, analizando cómo las corrientes marinas y diferentes configuraciones geométricas pueden promover la acumulación de arena. Luego, llevaron estos experimentos a las Maldivas, donde realizaron pruebas de campo en arrecifes al sur de la capital, Malé.
Durante las pruebas en las Maldivas, los investigadores utilizaron una variedad de enfoques, desde redes sumergibles que atrapan arena hasta materiales que cambian su forma al entrar en contacto con el agua. En uno de los experimentos más innovadores, crearon un «jardín flotante» en un banco de arena, utilizando raíces para estabilizar y acumular más arena.
Gracias a estas pruebas, se ha logrado acumular hasta medio metro de arena en un área de 20 por 30 metros en solo cuatro meses. Este proceso, guiado por datos sobre las olas y corrientes marinas, es mucho más sostenible que las soluciones tradicionales como el dragado, que puede ser perjudicial para los arrecifes y la biodiversidad.
El objetivo a largo plazo de esta iniciativa es crear un método más natural y económico para proteger las islas y, potencialmente, construir nuevas mediante la acumulación pasiva de arena. Esto representa una alternativa ecológica a las técnicas convencionales de ingeniería costera, que en muchos casos agravan los problemas de erosión.
Este proyecto no solo busca proteger a las Maldivas de los efectos devastadores del cambio climático, sino también sentar un precedente para la preservación de otros territorios insulares en riesgo. Según los investigadores, si se logra implementar a gran escala, podría convertirse en una solución sostenible y rentable para la conservación de las islas y la mitigación de la crisis climática.