El mar Mediterráneo, conocido por sus paisajes pintorescos y playas doradas, enfrenta una creciente amenaza; la contaminación. Un reciente informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) de julio de 2024 revela que más del 87% de sus aguas están contaminadas con microplásticos y otros contaminantes como metales tóxicos y productos químicos industriales.
La contaminación del agua no es solo un problema ambiental; está directamente relacionada con la salud humana. A nivel mundial, contribuye a 1,4 millones de muertes prematuras cada año. Esto es especialmente preocupante para los 150 millones de residentes de la región mediterránea y los 270 millones de turistas que la visitan anualmente. Con 46.000 kilómetros de costa distribuidos en 22 países, cada uno con diferentes normativas medioambientales, la situación se complica aún más.
Egipto es el mayor contribuyente a la contaminación plástica en el Mediterráneo, arrojando 0,25 millones de toneladas de plástico al mar, seguido por Turquía con 0,11 millones de toneladas e Italia con 0,04 millones de toneladas. En total, se estima que hay 1,9 millones de fragmentos de plástico por metro cuadrado en el Mediterráneo.
El informe destaca que los humanos pueden ingerir microplásticos a través del consumo de organismos marinos y el agua, tanto potable como embotellada. Es posible ingerir más de 840 microplásticos al año por consumir las principales especies comerciales de pescado y hasta 11,000 por un alto consumo de bivalvos como mejillones y almejas. Si consideramos la exposición por aire y otros alimentos, la ingesta diaria podría superar los 100,000 microplásticos.
Pierluigi Capozzi, dueño de un restaurante en Ostia, cerca de Roma, lamenta que las nuevas generaciones continúen contaminando sin remordimientos. A pesar de mejoras en la regulación que han reducido la contaminación química visible en las playas, la amenaza de los microplásticos persiste.
El Mediterráneo alberga una de las mayores reservas de biodiversidad marina del mundo, con un 7,5% de la fauna y un 18% de la flora marinas del planeta, a pesar de cubrir solo el 0,7% de la superficie oceánica mundial. La fuerte contaminación está afectando negativamente a esta rica biodiversidad y a la industria pesquera, que representa 4.600 millones de euros y sustenta a 180,000 personas.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), las capturas marinas en el Mediterráneo han disminuido un 34% en los últimos 50 años debido a la sobrepesca y la contaminación plástica. Se estima que alrededor de 730 toneladas de residuos plásticos ingresan al Mediterráneo diariamente.
Un estudio del Instituto Archipiélago de Conservación Marina de Grecia encontró microplásticos en todos los animales marinos examinados, incluidos delfines, focas monje y tortugas marinas, con un total de 10,639 fibras microplásticas encontradas en el tracto gastrointestinal de los animales estudiados.
Raffaele Marfella, profesor de ciencias avanzadas en la Universidad Vanvitelli de Nápoles, advierte sobre los riesgos de los microplásticos para la salud humana. Relaciona los microplásticos y nanoplásticos (MNPs) con enfermedades cardiovasculares. Estos MNPs pueden ingresar al torrente sanguíneo por ingestión o inhalación, causando inflamación y estrés oxidativo, lo que puede acelerar la aterosclerosis y aumentar el riesgo de eventos cardiovasculares.