La reciente Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) ha dejado a decenas de miles de personas sin electricidad ni acceso a agua potable en Valencia y algunas áreas de Castilla-La Mancha. En Paiporta, una de las localidades más afectadas, la situación es especialmente crítica, con residentes recurriendo a vecinos para obtener agua potable mientras intentan limpiar sus viviendas tras el desastre. Hasta ahora, la DANA ha cobrado 62 vidas y ha dejado severos daños en infraestructuras esenciales.
Los residentes enfrentan serias carencias de alimentos y agua. Samuel A. Pilar, enviado de RTVE.es, informó que las personas en Paiporta buscan con desesperación abastecerse de lo básico. Pese a la presencia de bomberos y la Unidad Militar de Emergencias (UME), la magnitud de la tragedia dificulta la distribución de ayuda, y los actos de saqueo han incrementado la inseguridad. Sin embargo, la solidaridad vecinal ha sido fundamental. “Nos piden que nos ayudemos mutuamente», comentó un residente. Protección Civil y la Guardia Civil también colaboran en la organización de puntos de suministro de agua y alimentos.
La recuperación de los servicios básicos avanza, aunque lentamente. En Utiel, la UME ha enviado camiones con generadores para restablecer parcialmente la electricidad. Iberdrola logró reponer el suministro eléctrico a 77,000 clientes, aproximadamente la mitad de los afectados en Valencia, y continúa trabajando para instalar más grupos electrógenos.
El colapso de las telecomunicaciones ha dejado a aproximadamente 200,000 personas sin telefonía móvil y a 140,000 sin telefonía fija. Las operadoras colaboran con las autoridades para reestablecer el servicio, pero el acceso a zonas afectadas y los cortes eléctricos dificultan el proceso.
En cuanto al transporte, las inundaciones han destruido infraestructuras críticas, incluyendo cinco puentes en la CV-36, además de otras obras de drenaje y carreteras afectadas. En Massanassa y Utiel, se han solicitado voluntarios para transportar a enfermos al hospital y colaborar en labores de limpieza.
Para minimizar los riesgos, se han cerrado centros educativos en áreas afectadas y en localidades circundantes como Castellón, donde las lluvias han provocado cortes de caminos y complicaciones para el traslado.
A medida que las autoridades y comunidades trabajan para restaurar la normalidad, la solidaridad vecinal y el apoyo institucional son esenciales para aliviar el impacto de esta tragedia en miles de personas. Las labores de reconstrucción continuarán siendo un esfuerzo coordinado, en el que se espera que cada acto de apoyo ayude a mitigar la difícil situación y devuelva a los residentes la esperanza de superar la devastación.