Es importante reconocer el papel fundamental de estas comunidades en la preservación de la biodiversidad y la cultura a nivel global. A pesar de representar solo el 6 % de la población mundial alrededor de 500 millones de personas, los pueblos indígenas poseen conocimientos ancestrales en campos como la medicina, la agricultura y la predicción climática, recursos esenciales que pueden ser clave en la adaptación a los retos del cambio climático.
Sin embargo, enfrentan graves desafíos: los pueblos indígenas tienen hasta tres veces más probabilidades de vivir en la pobreza extrema que sus pares no indígenas, constituyendo casi una quinta parte de los pobres del mundo. El acceso a oportunidades de empleo, educación y alimentación nutritiva sigue siendo limitado, y la inseguridad alimentaria es un problema que se agrava con las condiciones meteorológicas extremas y la pérdida de territorios tradicionales.
Contrario a la creencia común, la mayoría de los pueblos indígenas no vive en América o Australia; de hecho, cerca del 70 % de la población indígena habita en Asia y el Pacífico, un 16,3 % en África y un 11,5 % en América Latina y el Caribe. Esta diversidad geográfica es acompañada por una notable presencia en vastas áreas del planeta: aunque solo representan un porcentaje reducido de la población mundial, los pueblos indígenas ocupan el 25 % de la masa terrestre, conservando además el 80 % de la biodiversidad.
A través de programas específicos, el Programa Mundial de Alimentos (WFP) colabora con comunidades indígenas en diversas regiones del mundo. Desde Bangladesh hasta Bolivia y Ecuador, WFP trabaja en la promoción de técnicas agrícolas sostenibles, como el cultivo intercalado maya en Guatemala, para ayudar a las comunidades a enfrentar la crisis climática. Estas prácticas combinan los saberes tradicionales con tecnología moderna para mejorar la seguridad alimentaria, generando a su vez alternativas económicas en las comunidades.
Si bien una gran parte de la población indígena vive en zonas rurales, en América Latina un 52,2 % reside en áreas urbanas, enfrentando nuevos desafíos como la pérdida de medios de vida tradicionales. En respuesta, WFP impulsa el desarrollo de proyectos comunitarios, como la cooperativa de mujeres indígenas en Bolivia que produce alimentos nutritivos a base de quinoa, brindando así opciones laborales y apoyando el crecimiento económico.
La misión de WFP con los pueblos indígenas se centra en rescatar los conocimientos ancestrales, al tiempo que respeta las estructuras y los procesos de toma de decisiones propios de cada comunidad. Estos esfuerzos, en conjunto con el apoyo y la innovación sostenibles, buscan mejorar las condiciones de vida de las comunidades indígenas y preservar su invaluable legado cultural y ambiental.