Una reciente investigación de la Universidad Estatal de Carolina del Norte (NC State) ha revelado la gravedad del impacto de los PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas), conocidos como «químicos eternos» por su resistencia a la degradación. Estos compuestos, presentes en productos cotidianos como sartenes antiadherentes y envases de alimentos, han contaminado las napas subterráneas en miles de comunidades, y su persistencia en el agua podría prolongarse por más de 40 años, incluso si se dejaran de emitir hoy.
Los PFAS se utilizan en una variedad de productos industriales por su capacidad para resistir el agua, el calor y la grasa. Sin embargo, esta resistencia también los hace muy difíciles de eliminar del ambiente. Investigadores de NC State, dirigidos por el profesor David Genereux, recolectaron muestras de agua en dos cuencas cercanas a la planta Fayetteville Works en Carolina del Norte. Los resultados mostraron niveles preocupantes de PFAS, específicamente HFPO−DA y PMPA, en concentraciones de 229 y 498 nanogramos por litro (ng/L) respectivamente, superando ampliamente el límite de 10 ng/L establecido por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA).
Los PFAS han contaminado más de 7,000 pozos privados en áreas residenciales y agrícolas, afectando la calidad del agua potable de muchas comunidades en Carolina del Norte. Además, el agua contaminada fluye hacia los afluentes del río Cape Fear, extendiendo el problema a ciudades cercanas como Wilmington. El estudio advierte que la contaminación se mantendrá durante décadas, incluso sin emisiones adicionales, debido a la lenta dispersión natural del agua subterránea y la capacidad de los PFAS para quedarse atrapados en capas de baja permeabilidad.
Los riesgos para la salud relacionados con la exposición a PFAS son motivo de creciente preocupación. Estudios recientes han encontrado que estas sustancias están presentes en la sangre de la mayoría de los estadounidenses y se han vinculado con problemas neurológicos, enfermedades cardíacas y cáncer.
- Problemas de Sueño: Un informe de la Universidad del Sur de California (USC) encontró que jóvenes con mayores niveles de PFAS en su sangre dormían, en promedio, 1 hora y 20 minutos menos cada noche. La falta de descanso, a su vez, se asocia con problemas neurológicos, diabetes tipo 2 y Alzheimer.
- Enfermedades Cardíacas y Cáncer: Un estudio realizado en Italia por la Universidad de Padua descubrió una relación entre la exposición prolongada a PFAS y la mortalidad cardiovascular, así como un aumento en los casos de cáncer de riñón y testículo debido al consumo de agua contaminada.
- Desarrollo Hormona: Otro estudio de la Universidad de Cincinnati advirtió que la exposición a PFAS puede retrasar la pubertad en niñas, incrementando el riesgo de cáncer de mama, enfermedades renales y problemas tiroideos.
Los PFAS no solo se encuentran en el agua y en el cuerpo humano, sino que siguen presentes en productos que usamos a diario. Según informes recientes, más de 200 sustancias químicas, incluidas las PFAS, migran de los envases plásticos a los alimentos, lo que representa un riesgo adicional para la salud pública.
El estudio de NC State, junto con otras investigaciones a nivel global, subraya la urgencia de adoptar medidas para reducir la presencia de PFAS en el ambiente. Mientras los científicos siguen investigando sus efectos a largo plazo, es fundamental que los legisladores implementen regulaciones más estrictas para limitar su uso en productos de consumo y asegurar la limpieza de las fuentes de agua afectadas.
La persistencia de estos «químicos eternos» representa una amenaza grave para la salud pública y el medio ambiente. La clave para mitigar su impacto radica en una acción coordinada entre la ciencia, la política y la industria para reducir la exposición a estas sustancias tóxicas.
