En un esfuerzo por enfrentar su crisis demográfica y mejorar el equilibrio entre la vida laboral y personal, el Gobierno Metropolitano de Tokio se prepara para implementar la semana laboral de cuatro días, un sistema dirigido inicialmente a empleados públicos. La medida, que busca fomentar las tasas de fertilidad y aliviar la carga sobre las familias, comenzará a aplicarse en abril del próximo año.
Según el plan revelado por The Japan Times, los empleados públicos de Tokio podrán disfrutar de hasta tres días libres por semana, cumpliendo con un total de 155 horas mensuales. Esta modalidad no incluirá a los trabajadores por turnos. Además, quienes tengan hijos pequeños podrán optar por horarios más flexibles, como jornadas laborales con reducción de dos horas diarias.
La gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, explicó la importancia de este cambio durante un discurso “el rezago en el empoderamiento de las mujeres es un problema de larga data en Japón. Superar el status quo y hacer que la sociedad sea más diversa y próspera es clave para nuestro futuro brillante”.
La medida se enmarca dentro de un conjunto de iniciativas para promover un equilibrio saludable entre la vida laboral y personal, en un país conocido por su intensa cultura de trabajo.
Con la población más anciana del mundo después de Mónaco, Japón enfrenta un descenso alarmante en las tasas de fertilidad. En 2023, el país registró solo 727,277 nacimientos, con una tasa de fertilidad de 1,20, muy por debajo del nivel necesario para mantener la población.
El envejecimiento de la población afecta sectores clave como la mano de obra, el sistema de seguridad social y los servicios de salud. Más del 29% de la población japonesa tiene 65 años o más, lo que agrava los retos económicos y sociales.
El primer ministro Shigeru Ishiba calificó la baja natalidad como una “emergencia silenciosa”, mientras que su sucesor, Fumio Kishida, ha impulsado incentivos como subsidios para el cuidado infantil. Sin embargo, los expertos advierten que estas políticas no abordan cuestiones fundamentales como el alto costo de vida y las extensas jornadas laborales.
Japón es conocido por su rigurosa ética de trabajo, donde las jornadas largas y las horas extras no registradas son comunes. Aunque el 85% de las empresas afirma ofrecer dos días libres a la semana, muchos trabajadores enfrentan prácticas laborales exigentes que contribuyen al fenómeno del karoshi, o «muerte por exceso de trabajo».
La implementación de la semana laboral de cuatro días es un paso audaz para aliviar la presión sobre las familias y fomentar la natalidad. Aunque queda por ver cómo impactará esta medida en la cultura laboral y la economía, representa un intento significativo de transformar la sociedad japonesa hacia un modelo más sostenible y equitativo.