El tratamiento de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) continúa siendo un desafío global. Según el reciente informe The Global E-waste Monitor 2024, apenas el 22,3% de estos residuos se recicla correctamente a nivel mundial, aunque España duplica este promedio con un 42%. Sin embargo, tanto las cifras como los testimonios reflejan un problema común: la falta de información y accesibilidad a sistemas eficientes para gestionar estos desechos.
Más del 57% de los encuestados ignoran que las tiendas están obligadas a recoger el aparato antiguo al comprar uno nuevo, y esta cifra aumenta al 75% en el caso de compras online. Esta falta de conocimiento dificulta el cumplimiento del Real Decreto sobre RAEE, que establece claramente la responsabilidad de los distribuidores en la recogida gratuita de los dispositivos desechados.
Un 17% de los encuestados admitió guardar sus dispositivos inservibles, mientras que un 6% optó por repararlos. Sin embargo, las dificultades para acceder a piezas de recambio o el alto costo de las reparaciones fomentan la obsolescencia y el desecho prematuro. Además, los ciclos de vida más cortos de los productos y la dependencia tecnológica creciente agravan el problema.
Aunque el 47% de los encuestados utiliza puntos limpios para deshacerse de sus RAEE, las condiciones varían ampliamente entre localidades. En zonas rurales y pequeñas ciudades, la infraestructura suele ser insuficiente o inexistente. Además, la falta de clasificación adecuada en algunos puntos dificulta la recuperación eficiente de recursos, como tierras raras, cruciales para la industria tecnológica.
Cada año, se pierden recursos naturales reciclables valorados en 62.000 millones de dólares, mientras aumentan los riesgos de contaminación ambiental y para la salud. Por ejemplo, solo el 1% de la demanda de tierras raras se cubre con materiales reciclados, lo que subraya la necesidad de mejorar el manejo de estos residuos.
La mejora de la gestión de RAEE requiere esfuerzos coordinados entre administraciones, fabricantes, distribuidores y ciudadanos. Las principales acciones incluyen:
- Ampliar la infraestructura: Puntos limpios adecuados en todas las localidades.
- Fortalecer la reparación: Acceso a piezas de repuesto y precios justos para alargar la vida útil de los dispositivos.
- Educación y concienciación: Campañas informativas sobre el manejo adecuado de RAEE y las responsabilidades legales de los distribuidores.
El tratamiento eficiente de los RAEE no solo es un reto ambiental, sino también una oportunidad para avanzar hacia una economía circular. La tecnología avanza rápidamente, y nuestra respuesta debe estar a la altura, garantizando que los productos tengan un ciclo de vida completo, desde su diseño hasta su disposición final.