El próximo 21 de octubre, durante el inicio de la COP16 en Cali, Colombia deberá presentar su Plan de Acción de Biodiversidad, un documento clave que alineará al país con las metas globales establecidas en el Acuerdo de Kumming-Montreal. Este plan, acordado en la COP anterior en Canadá, representa un compromiso global para la conservación de la biodiversidad hasta 2030 y es considerado un hito en la lucha contra la pérdida de diversidad natural.
Colombia, aunque con cierto retraso, ha dado a conocer seis objetivos principales que guiarán su estrategia de biodiversidad. La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, ha optado por un enfoque participativo, involucrando a comunidades, empresarios y organizaciones territoriales en la construcción del plan. Aunque este enfoque ha causado demoras, se espera que sea más efectivo a largo plazo, dado que incluye a diferentes sectores de la sociedad en la definición de las metas.
Las seis metas del Plan de Biodiversidad de Colombia para 2030 son:
1. Incorporar criterios de biodiversidad y adaptación climática en la planificación territorial de 19 millones de hectáreas con pérdida de integridad ecológica.
2. Reconvertir 5 millones de hectáreas a modelos productivos sostenibles, incluyendo 2 millones en proceso de restauración y 3 millones asignadas a través del fondo de tierras.
3. Aumentar la contribución de la economía de la biodiversidad al 3% del PIB y generar 522,000 empleos en este sector.
4. Gestionar el 50% de los pasivos ambientales y resolver el 30% de los casos judiciales relacionados con delitos ambientales, además de tratar el 68% de las aguas residuales.
5. Ampliar al 34% del territorio nacional bajo esquemas de conservación como el Sistema Nacional de Áreas Protegidas.
6. Desarrollar modelos de financiamiento sostenibles para monitorear y verificar los recursos internacionales destinados a la conservación.
A pesar de las metas ambiciosas, el desafío principal radica en la implementación. Expertos ambientales como Sandra Vilardy, ex viceministra de Ambiente, y Manuel Rodríguez Becerra, exministro de la misma cartera, coinciden en que, aunque las metas son prometedoras, su cumplimiento dependerá de factores como la coordinación interministerial y la disponibilidad de recursos. Vilardy destaca la necesidad de una mayor alineación con el Ministerio de Agricultura para garantizar la integración de los criterios de biodiversidad en la planificación territorial.
Además, persisten dudas sobre la segunda meta, que incluye tierras entregadas a través del fondo de tierras, parte del Acuerdo de Paz. No está claro si estas tierras serán utilizadas efectivamente en proyectos sostenibles, lo que podría afectar el cumplimiento de los objetivos.
Colombia, que ostenta la presidencia de la COP16, todavía no ha presentado la versión final del plan. El Ministerio de Ambiente ha lanzado una consulta pública en línea para recoger aportes hasta el 28 de septiembre, pero esto ha generado críticas. Algunas voces dentro del ministerio cuestionan si esta fase de consulta, a tan pocos días de la conferencia, es necesaria o útil para modificar las metas ya definidas.
Pese a este retraso, Clara Solano, directora de la Fundación Natura, considera que se han logrado avances importantes en el desarrollo del plan, aunque admite que es posible que no esté completamente terminado para el inicio de la COP16.
Una de las características más destacadas del proceso de elaboración del plan ha sido la amplia participación de diversos sectores. Desde la Evaluación Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos liderada por el Instituto Humboldt, hasta las consultas con comunidades indígenas, campesinas, mujeres y empresarios, la ministra Muhamad ha apostado por un enfoque inclusivo.
En total, se han realizado 23 encuentros regionales y se han vinculado más de 16,000 personas en el proceso, con compromisos escritos en 23 pactos por la biodiversidad. Este enfoque colaborativo ha sido bien recibido por expertos como María Paula Velásquez, de la Fundación Natura, quien destaca el esfuerzo del Ministerio por incluir las voces de las comunidades, aunque reconoce que el reto de representar a todas las organizaciones territoriales y étnicas es complejo.
La presentación del Plan de Acción de Biodiversidad de Colombia en la COP16 será un momento crucial. Como anfitrión, el país enfrenta la presión de liderar con el ejemplo y mostrar avances concretos hacia las metas globales establecidas en el Marco Global de Biodiversidad de Kumming-Montreal, que reemplaza las Metas de Aichi, ampliamente consideradas un fracaso.
Aunque el plan no esté totalmente finalizado, la expectativa es que Colombia demuestre un compromiso firme con la protección de su rica biodiversidad, que incluye más de 2,000 especies en peligro de extinción, 466 de las cuales están en peligro crítico.
Con la COP16 a la vuelta de la esquina, el éxito de Colombia dependerá no solo de la ambición de sus metas, sino de la capacidad para implementarlas y movilizar los recursos necesarios en un contexto de grandes desafíos ambientales y sociales.